Introducción
Cuando somos padres, nos preocupamos por todo lo que puede afectar a nuestros bebés. Queremos que estén seguros, felices y bien alimentados. Pero, ¿qué hay de su percepción del mundo? ¿Qué perciben los bebés que escapa a nuestra percepción? Existen algunas cosas que suceden a su alrededor que los pequeños pueden sentir y ver, pero que nosotros no notamos. En este artículo, te contaremos cuáles son esas percepciones que escapan a nuestra percepción.
La percepción del tiempo
Para un bebé, el tiempo no sucede de la misma manera que para nosotros. Ellos no perciben el tiempo como algo lineal y estable, sino que lo experimentan de manera más fluida.
Por ejemplo, cuando están pasando por una experiencia nueva, el tiempo se les puede hacer eterno. Pero, cuando están en un lugar seguro y conocido, el tiempo puede pasar volando sin que se den cuenta.
Esta percepción del tiempo es normal en los bebés y debe ser considerada, ya que nos ayuda a entender su demanda constante de atención y a estar más pendientes de sus necesidades.
La percepción del espacio
La percepción del espacio también es diferente para los bebés. Ellos no tienen una idea clara del espacio que los rodea y lo experimentan de manera diferente a los adultos.
Mientras que nosotros podemos identificar fácilmente las distancias entre objetos, para un bebé todo el espacio parece estar a su alcance. Por eso es que muchas veces los vemos intentando tocar algo que está demasiado lejos o tienen problemas para entender que un objeto no puede ser agarrado desde su posición.
La percepción de la luz
Los bebés pueden percibir la luz de manera diferente a los adultos. Sus ojos son muy sensibles a la luz y pueden ver colores que nosotros no. Por ejemplo, es posible que los bebés vean colores más brillantes y saturados que los adultos.
Además, los bebés pueden ser sensibles a la luz infrarroja, especialmente en los primeros meses de vida. Esto se debe a que la luz infrarroja es más común en los ambientes oscuros, como la habitación de un bebé al momento de dormir.
La percepción del sonido
La percepción del sonido es especialmente importante para los bebés. Los sonidos pueden ser al mismo tiempo asustadizos y reconfortantes, y la manera en que un bebé percibe el sonido puede afectar su estado de ánimo.
Es por eso que algunos sonidos, como el de la voz de su madre, pueden tener un efecto calmante en ellos. Además, los bebés pueden percibir sonidos que los adultos no podemos, como los pitidos de los televisores o los detectores de humo.
La percepción de las emociones
Es importante recordar que los bebés pueden percibir las emociones de las personas que los rodean. Aunque no pueden entender el lenguaje corporal o las expresiones faciales de los adultos, son capaces de sentir si un adulto está ansioso, triste o enojado.
Si los bebés se sienten incómodos o perciben emociones negativas, pueden llorar o ponerse irritables. Para evitar esto, es importante que los adultos mantengan emociones positivas y estén lo más tranquilos posible cuando están con el bebé.
La percepción del tacto
El tacto es uno de los sentidos más desarrollados en los bebés, y tiene un papel fundamental en su desarrollo. Los bebés necesitan sentir el contacto humano para estar sanos y felices, ya que esto les ayuda a desarrollar su sistema nervioso y emocional.
Además, los bebés experimentan diferentes sensaciones a través del tacto. Pueden sentir la diferencia entre una superficie suave y una áspera, o sentir la caricia de la mano de su madre.
La percepción del olfato
El olfato es un sentido que los bebés utilizan desde el nacimiento, y es fundamental para su relación con la madre. Los bebés son capaces de reconocer el olor de su madre, y esto les ayuda a sentirse protectores y seguros.
Además, los bebés pueden percibir otros olores que los adultos no pueden. Por ejemplo, el olor a leche materna es muy llamativo para los bebés y puede hacer que se sientan más relajados y cómodos.
La percepción del gusto
La percepción del gusto es muy importante para los bebés, ya que les ayuda a identificar los alimentos que necesitan y les son más agradables. Los bebés tienen una preferencia natural por los sabores dulces, ya que esto les ayuda a identificar los alimentos ricos en energía.
Además, los bebés pueden percibir sabores que los adultos no pueden. Esto se debe a que sus papilas gustativas son más sensibles y están más desarrolladas.
Conclusión
Aunque no podamos percibir todo lo que nuestros bebés ven, sienten y experimentan, es importante entender que cada etapa del desarrollo es única y vital para su bienestar. Prestar atención a las formas en que perciben el mundo nos ayudará a entenderlos mejor y a relacionarnos de manera más efectiva con ellos. Recuerda siempre ser sensible y cariñoso, porque al final del día, somos su principal fuente de seguridad y protección.